lunes, 25 de mayo de 2015

El síndrome de Ana Presas

Quiero ser una gran escritora, guionista y periodista, Pero, y pongo este pero con mayúscula porque el problema no es pequeño, me es imposible puntuar correctamente. Cuando menos te lo esperes, si es que sigues leyendo hasta aquí, encontrarás una coma sin sentido o un punto a lo loco.
Cuando me releo quiero ir a la entrada y quitar la coma o el punto rápidamente. Me cuesta trabajo acordarme de cómo entrar al blog porque casi nunca lo hago, una vez lo he conseguido voy rápido hasta donde se encuentra el gazapo y quito el punto o la coma en dos pasos:
1).- Pongo el cursor frente al signo de puntuación erróneo
2).- Le doy a la tecla que tiene la flecha mirando de derecha a izquierda, esa ballesta que indica atrás, volver, recular. Aprieto ese botón, me repliego, retorno y retiro el punto.
Pero, y vuelvo a poner el pero con mayúscula porque acabo de poner un punto y es lo que toca y además porque, repito, el problema no es minúsculo, insignificante, chico, ni mucho menos y pongo esa coma o punto que he quitado, anulado, extirpado  en otro lugar más absurdo, si cabe.
La vacuidad puntuacional es algo que llevo muy mal. El prescindir del punto o la coma que he eliminado por completo me cuesta mucho trabajo.
Aún así, no desisto en mi sueño de ser escritora, no creo ser la única, si sigo por este camino y soy constante con la falta de coherencia al puntuar podré convertir este inconveniente individual  en el síndrome de Ana Presas, un trastorno de la puntuación que afecta a personas que leen poco y escriben menos, que se caracteriza por la absurda colocación de puntos y comas en un texto, su retirada compulsiva y su reubicación más ilógica, si cabe, en otro lugar del mismo.

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